Me topé con este artículo de Paula Arenas en 20minutos.es, de tanta actualidad y cuyo link les coloco más abajo, y no puedo evitar compartir esta reflexión que tantas veces me he hecho frente a una traducción o en una cabina de interpretación. En teoría, sí, digo en teoría, estoy totalmente de acuerdo con su contenido. Sin embargo, en la práctica de la traducción y la interpretación me he visto obligada, en repetidas ocasiones, a dejar momentáneamente de lado aquello que me decían una y otra vez mis profesores de castellano en la UCV : “Manténgase en un solo idioma, el español es suficientemente rico.” y a dar la bienvenida a unos cuantos neologismos, anglicismos y demás ismos. ¿Y eso por qué? Pues porque he tenido que recordar que lo esencial es “pasar el mensaje” y, en algunos casos muy específicos, optar por ser purista implicaría poner en riesgo esa transmisión del mensaje que ha de ser el fin último de todo traductor o intérprete. Es más, en algunas oportunidades he tenido que usar “el término que entienden los empleados” de tal o cual empresa, no sin antes reflexionar sobre si es procedente plegarme a tal petición del cliente o decirle que la acepto “con reservas”. En otros casos, he optado por explicarle paciente y amablemente cuáles son mis argumentos “científicos” para no aceptar su petición. Eso sí, una vez cerrado ese capítulo puntual, vuelvo a mis andanzas de traductora e intérprete cuya misión es velar por el buen uso del idioma.
Francesca Lo Truglio
Miembro AVINC y AIIC
Emoticonos, signos, supresión de letras y muchos anglicismos: así escribimos.
La evolución es buena y la modernización, inevitable, pero ¿es solo eso? Seguir leyendo… http://www.20minutos.es/noticia/1064902/6/hablar/escribir/bien/
Cuando existe el término en español, podría jugarse con ambos términos, como para ir "educando" al público, pero qué se hace con palabras nuevas, sobre todo en tecnología?
ResponderEliminarInteresante reflexión. Plantearse el dilema de dar mayor peso al mensaje contenido en la palabra,como vehículo de comunicación, evocando el contexto del cual surge, o privilegiar la forma? Más allá de nuestro ejercicio profesional, entiendo que, como lo señala el autor del artículo de referencia, es reflejo de las múltiples aristas de nuestro devenir cultural y social.
ResponderEliminarHay que defender el buen uso del idioma de llegada, y esto es fundamental en temas de humanidades y literatura, pero... En un trabajo técnico debe prevalecer el sentido práctico y buscar la comprensión del lector final. No deberíamos, en aras de una lengua pura, arriesgarnos a que un contrato de telecomunicaciones (tema poblado de anglicismos) quede ambiguo, o que un procedimiento quirúrgico se preste a errores que pueden tener graves consecuencias. Si el lector final es más técnico que culto, y su comprensión depende de anglicismos o feas siglas-neologismo, pues eso es lo que hay que usar. En estos casos yo recomiendo mandar a una breve nota a pie de página que "informe" al lector sobre el español correcto. Hay otras situaciones hoy en día que realmente ponen en peligro al idioma, como la nueva tendencia/tentación de algunas enormes agencias, de hacer traducción automática (usando nuestras memorias de traducción, por cierto) y luego mandarlas a un revisor humano por una fracción del costo que tendría el proceso 100% humano, o la presión que se está ejerciendo para malbaratar las tarifas de traducción a nivel global por medio de Internet. Estas tendencias sí pueden dañar un lenguaje a la larga, al privarlo de del aporte y creatividad humana. Saludos! Mike
ResponderEliminarAsí es,colegas, me inclino por tomar en cuenta el tipo de público que va a "consumir" la traducción o la interpretación y hacer concesiones o dar explicaciones según cada caso. Gracias y saludos.
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