Caracas 4 de junio de 2012
¿Más de lo mismo?
Tal vez no... a mirar bien:
Valores Plenos
por Claudia S. Sierich
Recientemente tuve el privilegio de
participar como intérprete en un taller de clarificación de valores, durante el
que profesionales de la medicina, del derecho, de la administración y del periodismo
verificaban sus valores personales, religiosos, morales y profesionales,
contrastándolos con las situaciones que les planteaba el ejercicio de vida y
ciudadanía, así como de su oficio, y la toma de decisiones a las que estaban
sujetos en su actual día a día, en Venezuela. Los casos a tratar movían a todos
y las conversaciones y los intercambios de ideas fueron nada tibios: los
ejercicios de este taller colocaban a los participantes en campos de tensión en
los que, incluso, sus “mejores” valores podían colidir o entrar en conflicto.
¿Qué hacer?
Estar conscientes de nuestros
valores en cada etapa de la vida o faceta profesional, entender bien por qué los
cultivamos, chequear de dónde nos vienen y en qué consisten, en realidad, quién
nos los ha inculcado y si, quizá, ya no se compaginan plenamente con la realidad y el entorno
vivencial actual, revisarlos pues fue también para nosotros los intérpretes del
taller, tarea fructífera y creo que lo es, efectivamente, para todos sin
distingo; particularmente lo es sin embargo, en el campo la interpretación de conferencias
y de la traducción.
Como base de la discusión, el taller
propuso un esquema definitorio de valores. Académicos de varias universidades
del mundo trabajaron para clarificar qué
es un valor. Sobre esta base sencilla y tan útil, podremos cada quien
clarificar nuestros valores personales y
los valores que nos condujeron a ser intérpretes de conferencia y traductores:
se trata de profesiones en las que estamos sujetos a tomar un sinnúmero de
decisiones, no solo terminológicas, muchas veces de forma rápida y contundente,
y que tienen que ver con apegarse a la verdad del encuentro interpretado o
texto traducido, al sigilo en dado caso, a la franqueza, la protección del
mensaje y la relación con los contenidos procesados, la relación con nuestros
interpretados, y en general a la transparencia, rectitud y solidaridad en
nuestras relaciones con los colegas, los clientes, nuestros gremios... todo
esto nos plantea cuestiones éticas y conductas basadas en valores plenos. Copio aquí con la anuencia del taller mencionado,
las observaciones y definiciones alcanzadas.
“Para efectos de la clarificación de
valores, Raths, Harmin y Simon identificaron siete criterios que se deben
cumplir para que un valor se considere un valor pleno. Estos criterios pueden
dividirse en tres categorías:
Elección: para ser un valor pleno, el valor debe elegirse libremente de
entre una lista de alternativas y solo después de reflexionar profundamente
sobre las consecuencias de cada alternativa.
Aprecio: el valor debe sernos muy preciado ylo debemos comunicar a otras
personas.
Actuación: el valor debe traducirse en conductas repetidas que sean coherentes con el valor elegido y que se integren al estilo de vida de
cada persona.”
Tomado de Raths, L., Harmin, M. y Simon, S. (1978). Values and teaching:
Working with values in the classroom. Coluinbus, OH: Charles E Merrill.
“Los valores son creencias o principios que determinan las actuaciones o formas de comportarse. Una vez que
un valor se interioriza se convierte, consciente o inconscientemente, en una
norma que guía las actuaciones y la toma de decisiones. En vista de que las
decisiones se basan en los valores, las decisiones que toman las personas
reflejan su percepción de lo que es
correcto, justo, o preciado en un momento determinado.
Todos tenemos un conjunto de valores
personales y profesionales. En ciertas situaciones puede resultar evidente que
existe un conflicto entre algunos de esos valores.
Cuando las personas enfrentan
encrucijadas y surgen conflictos entre sus valores, es posible que consideren
necesario reflexionar de nuevo sobre los mismos. Este proceso de revaluación
puede llevar a las personas a reconocer que en determinadas circunstancias es
posible tener valores que no son mutuamente coherentes.
Con el paso del tiempo los valores cambian
como reacción a las diversas experiencias de la vida. La meta del proceso de
aclaración de los valores es reconocer esos cambios, reconocer las situaciones
en las que los valores entran en conflicto y entender la forma en que esos
cambios y esos conflictos afectan las actuaciones y la conducta de uno. El
proceso de clarificación de valores no le dice a la persona cuáles deben ser
sus valores; simplemente constituye el medio para examinar qué valores se
tienen.”
Adaptado de Clinical Genetics:
A Self Strudy Guide for Health Providers, University of South Dakot School of Medincine, consultado el 13 10 2007 en la
www usd edu/med/genetics/curriculum/4ACONTN1.htm
Invito a pensar ahora en ¿cuáles son nuestros valores personales y profesionales?
Normalmente pensamos que tenemos esto listo, definido y claro. ¿Qué tal echarle
un vistazo y actualizarnos con respecto a nosotros mismos en esta fundamental
materia? ¿Estamos conscientes de al menos dos valores plenos que aplicamos en nuestro
trabajo? Y en situaciones en las que nuestros valores se han visto puestos a
prueba... ¿qué hicimos? ¿En qué área nuestros valores están siendo presionados
en el ejercicio de nuestro oficio?
Con aprecio para todos nosotros, los
traficantes de palabras como me gusta llamarnos, he colocado este asunto en
este magnífico espacio de intercambio. Para mí, este ejercicio de la
clarificación ha sido formidable. Espero que se puedan tomar un tiempito y lo
disfruten también y, quién quita, hagamos un taller ... de clarificación de
valores del cual salgamos con una lista nuestra-nuestra de Valores Plenos. ●