….Una reflexión muy personal, no académica.
Con alegría vi este sábado como conversaban una gran cantidad de jóvenes intérpretes en el #IntJC. Asombrosa multitud internacional! La tecnología al servicio de la humanidad. Impensable. En los jóvenes reposa el futuro y para aquellos que hemos visto y recorrido muchas millas, percibo que lo académico está hoy día muy bien cubierto. Nosotros, los más corridos, estamos obligados a sobreponernos al temor de las máquinas. Al mismo tiempo, el futuro debe ser abordado a la luz del punto de vista humano de la mano de los maestros, quienes deben obrar “como buen padre de familia”. Lo demás deriva de la vida misma.
Lo que quiero aquí plasmar es la historia de casi todos los intérpretes jóvenes. Yo también fui “principiante” y me tocó aprender de la mano de algunos seres ciertamente especiales que me acogieron en el corazón y guiaron mi camino.
Para ilustrar un poco este humilde escrito, enumero algunos síntomas presentes en el joven intérprete. Casi todo lo que leerán pertenece a mi propia observación.
1. MIEDO - Tiemblan las piernas, manos sudorosas, terror ante el compañero de cabina, incertidumbre con el tema, improvisaciones en el temario, la calidad del orador. En suma, sentimos que todos los ojos están sobre nosotros; pero los ojos que más sentimos son los “testigos” de cabina. Esos somos nosotros mismo!!!! Créanme…nosotros somos relativamente buenos jueces de nuestro trabajo, pero ¿somos honestos con nosotros mismos? Por qué no aceptarnos unos a otros como humanos? Acaso no podemos fallar? Acaso no hemos sido presas del pánico en algún momento? Acaso todos los día estamos en nuestro mejor momento? Acaso lo sabemos todo?
2. EGO – Nos parece que somos TAN perfectos! Somos jóvenes, todos se acercan en admiración, luego…”somos objetos del deseo”. Todo lo sabemos. Nos cambiamos de un idioma a otro, de una cultura a otra, de un país a otro. Al final, todos nos aplauden! O al menos, pocas veces nos quedamos sin un “piropo”. Simplemente: The Star of the Show.
3. ESPECIALIDADES – Respecto a este tema es que más mitos existen. Realmente, interpretar es una técnica. Como técnica, hay diferentes herramientas para verter el lenguaje hacia el objetivo. Hay situaciones, escenarios, campos de experiencia, culturas, estilos, métodos. Y libros, muchos libros, diccionarios, muchos diccionarios.
Lo fundamental es tener pleno dominio del idioma de fuente y del idioma de objetivo (Materia Prima). Lógicamente, se impone el término lingüístico “Knowledge of the World” como gran salvador del elemento cultural que necesariamente estará asociado a la verbalización de nuestros oradores. Solo en las grandes arenas se cumple la regla de permanecer inmutable ante las “ocurrencias” de nuestros clientes (asumiendo que ya hayan distinguido quién es el Cliente). En todas las otras circunstancias, es preferible prepararnos para los imprevistos.
- Podemos esperar a un japonés, moviendo afirmativamente la cabeza, pero al final niega todo lo que creíamos que él quería decir.
- Podemos tener un Arquitecto que decide acotar la Historia del Arte en la cual cabe todo otro idioma ajeno al nuestro.
- Podemos tener un catedrático Español utilizando los “paréntesis y corchetes” ….muy difícil de seguir.
- Podemos tener a un Latino poniendo la pasión de las tierras cálidas e irreverentes.
- O un diplomático de la más depurada escuela Otomana que decide acotar grandes filósofos o desplazarse por una geografía cambiante e inesperada…
- Un orador mediocre que prefiere que la culpa de su insuficiencia recaiga en el intérprete.
- O un chistoso!
Todo lo anterior, y mucho más, podremos ver a nuestro paso. Pero lo que es común a todas las situaciones, es la intervención de la Fe en nosotros mismo y la confianza que nos deriva del estudio general, la preparación puntual, la constante lectura. La ética dicta la pauta. El conocimiento de uno mismo, traza el límite. Si lo aderezamos con un poco de humildad, seguramente aceptaremos que todos tenemos alguna merma. Aprenderemos según el caso: a respetar a nuestro compañero de cabina. A confiar en su auxilio. A ser tolerantes. A protegernos de terceros. A acompañarnos en soledades. A conocer nuestros límites. A reconocer el valor de pertenecer a una cepa de hombres y mujeres del mundo, en continua evolución. Aprenderemos que cada experiencia es nueva, a sacar “un conejo del sobrero”. Y lo más importante: Concientizar que cada persona es un individuo y hasta los genios son humanos, se equivocan, son imperfectos. Los oradores son solo personas con especiales destrezas para el tópico de turno (algunos sin duda admirables) Pero nuestro gremio, ciertamente es UNA PERMANENTE UNIVERSIDAD. Allí desaparecen las edades. Los Senior se nutren de las nuevas tendencias y nuevas tecnologías. Los Rookies aprenden la sobriedad y la confianza que viene de la mano del trajín de la vida, la cual se enriquece cuando contamos con el apoyo de los más experimentados.
Para un intérprete, el ejercicio de la profesión es el alimento. Como la paleta de un pintor. Llena de manchones y mezclas de todos los colores de lo cual nos nutrimos para dibujar cuanto “arabesco” nos permita extender puentes universales.
La historia se repite en cada intérprete día tras día. Y vendrán otros recién egresados. Con nuevas propuestas y mejores técnicas. Aun así es necesario hacer el recorrido de la vida. Al final, habremos crecido como seres humanos. Tendremos mil historias que contar, y aquellos afortunados tendrán entre sus colegas, fuentes de sabiduría y afecto para pasar los agridulces de la vida.
Recordemos siempre: ninguna máquina sustituye un corazón. María Elena Pardi @mepardi
Y Madre como tu ninguna!!!!
ResponderEliminarLove u mom.
JC
!Toda una vida profesional (y la vida de todo intérprete) "in a nutshell"!!
ResponderEliminarMuchas gracias FONSE!
ResponderEliminarExcelente articulo!
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